• El silencio es de mármol. El silencio es la respuesta de todas las preguntas.

  • ¿Existe alguna tierra donde los latidos son los creadores del propio corazón?

  • Será que el infinito es mucho más pequeño si se mira de cerca.

  • Es una tarde roja, amarilla, celeste y esto es cualquier lugar.

  • Que no crezca jamás en mis entrañas esa calma aparente llamada escepticismo.

  • Doy por cierta la sed de infinitud que me espolea.

Las pequeñas espinas son pequeñas

Raquel Lanseros
Ediciones Hiperión
Madrid 2013 - 2ª edición 2014
XXIX Premio Jaén de Poesía

Reseñas:

Alejandro López Andrada para El Diario de Córdoba
José Antonio Santano en La Galla Ciencia
Francisco Basallote en La biblioteca de Bashir
Antonio Enrique para Espacio Órbitas
Santiago Delgado en Miríada Hispánica
Antonio Parra en Globedia
Carlos Alcorta en Literatura y arte
Carlos Santibañez Andonegui para Poesía Castellana
Cristina Fanjul para El Diario de León
Maximiliano Hernández Marcos para Ágora Revista Digital

Las pequeñas espinas son pequeñas es una reflexión sobre la propia vida, realizada desde la mitad del camino. Por sus poemas discurre la nostalgia, el amor, el entusiasmo, la pérdida, la Historia, la amistad y la interiorización de todo ello. Sobre la obra ganadora, el Jurado subrayó “su variedad temática y su riqueza al jugar con distintas tradiciones poéticas.

Tiene un tono musical intenso que combina la capacidad de comunicación con la intuición lírica”. Lenguaje y vida, experiencia trascendida en la palabra, inspiración y búsqueda, reflexión, emoción, sentir profundo, paisaje y paisanaje, el “yo” y la otredad en un mismo ser, en una especie de suerte de alquimia que ahonda en la concepción del mundo desde el mundo interior de la poeta. Desde el primer poema contenido en Las pequeñas espinas son pequeñas, hallamos el latir de la vida, la frescura del verso y el temblor de la palabra. Formalmente impecables, con un ritmo sostenido que arrastra al lector y con una coherencia discursiva digna de resaltar, los poemas de Las pequeñas espinas son pequeñas nos van dando cuenta de las vicisitudes de un yo que indaga en su pasado para comprenderse, pero también delega en la otredad y en la experiencia ajena el sentido último de la existencia. Al yo que vamos descubriendo a medida que nos internamos en las páginas del libro no se le puede acusar de egolatría, antes bien, es un yo fraternal y solidario con el que resulta muy difícil estar en desacuerdo, por eso, al concluir la lectura nos asalta una sensación de complicidad irresistible.